domingo, 15 de noviembre de 2009

Manuel Mujica Lainez prologa a Norberto García Yudé, año 1969




Prolegómenos para el joven poeta
Por Manuel Mujica Lainez

A solicitud de Norberto García Yudé lo acompañaré en este, su primer libro de poemas, con algunas reflexiones personales. He leído los originales de este joven artista y es evidente que posee gran vocación. Aunque viene de los escenarios donde ha realizado varias obras de teatro, pareciera ser que este arduo oficio no alcanzara para expresar su pasión existencial. Elige el camino de la escritura para dar cauce a una visión extraordinaria y diversa de la realidad que lo conmueve y en sus Cantaros Crueles refleja la energía vital que lo acomete en su turbulento diario vivir.
Es sorprendente como este joven poeta, valiéndose de lenguaje sencillo y coloquial convoca la emoción del lector. Aquí hay sin duda alguna poesía lírica, enamorada de una ciudad que lo aprisiona y a la cual pertenece en tiempo y espacio, manifestada sin falsos pudores ni temores, y a la cual debe sublimar para poder sobrevivirla.
Las asonancias dejan abiertos los poemas, prolongan sus ecos en la interioridad sensible del lector, conmoviéndolo describen pensamientos que son también asonantes en su belleza espiritual. Por momentos el ritmo interior de cada verso se acelera.
Como es sabido la verdadera magia nunca se expresa en medidas y rimas exactas y de las que afortunadamente, García Yudé se despreocupa, al contrario: cada formula es imprecisa.
Este breve pero consistente poemario anuncia que estamos en presencia de un futuro gran poeta.

CONTRATAPA

El cántaro

¡Como se platinaron mis atardeceres!
Como la miel tan dulce de mi ayer inmediato
se transformó de rápido en sabores de hiel,
que inseguro hoy se siente en mis manos el cántaro
que con tanta firmeza mis verdades más fieles
de otrora y aún muy verdes desde él derramé.

Incrédulo lamenta su insondable fondo
no comprende, no entiende que de cántaro noble
se trocó en cántaro ya de inservible cruel
y le pregunta en vano al inútil alfarero:
¿Qué pasó con tu vida? ¿Qué te hicieron?
Simulo no entender y seguir adelante
¿qué me han hecho…? ¿por qué?
…simulo no entender…

No culpes viejo amigo a los hombres
que si ayer fue de panales y mujeres sedosas
de frutos deliciosos y licores sublimes
hoy es tiempo de partidas sin rencores.
He de reunir mis cosas, dejar las cuentas pagas
acomodar mis ropas y arreglar mi anaquel.

Y ya, mañana mismo sin ninguna demora
de tu vertiente ignota me tocará beber
el légamo imborrable del fondo misterioso
y en la última tarde coronada de adioses
desde mi niebla gris mezclada con la noche
partiré sin esfuerzos, sin llantos ni reproches
a beber satisfecho y liquidar de un golpe
la gota más amarga de mi cántaro cruel.

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