Amanece
mi amante duerme
en las orillas de sus labios
emerge el sol resplandeciente
el tinte dorado de sus párpados
se baña en el lustroso líquen de la aurora
Hicimos el amor toda la noche hasta el abismo
en que nos confundimos sin saber quienes somos
Desgarrados caímos
maltrechos malheridos agotados
y en lo más oscuro del amor profano
en lo más ardiente de la pasión inmensa
que engendrara nuestro amor pagano vi
que amanecimos más allá de extraviados destinos
y más acá del olvido por todos los seres perpetrados
en las ojeras que ha prendido la noche en su bello rostro
Y siento y agradezco y mil veces digo
bendito sea Dios por este instante que permanecimos
consumados y caídos
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